Gedicht
Lucía Estrada
Cosima Wagner
I will offer my eyesto the passing by of the nocturnal mare,
I will offer my fever,
the arch of midnight;
because you are in the depths,
because it is your image
that is hidden behind the helmet.
A mortal dance
in the white belly
of the sounds that cross each other.
We are angels taking root
there where nobody dreams.
The house is empty
and the ear.
You can enter galloping
in the kingdom of the kettledrums
and the flutes.
You can die
so that the music
goes on ascending.
© Translation: 2005, Nicolás Suescún
Cosima Wagner
Cosima Wagner
Ofreceré mis ojosal paso de la yegua nocturna,
ofreceré mi fiebre,
el arco de la medianoche;
porque tú estás al fondo,
porque es tu imagen
la que se oculta bajo el yelmo.
Una danza mortal
en el vientre blanco
de los sonidos que se cruzan.
Somos ángeles enraizados
allí donde nadie sueña.
La casa está vacía
y el oído.
Puedes entrar a galope
en el reino de los timbales
y las flautas.
Puedo morir
para que la música
siga en ascenso.
© 2004, Lucía Estrada
From: Las hijas del espino
From: Las hijas del espino
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Cosima Wagner
Ofreceré mis ojosal paso de la yegua nocturna,
ofreceré mi fiebre,
el arco de la medianoche;
porque tú estás al fondo,
porque es tu imagen
la que se oculta bajo el yelmo.
Una danza mortal
en el vientre blanco
de los sonidos que se cruzan.
Somos ángeles enraizados
allí donde nadie sueña.
La casa está vacía
y el oído.
Puedes entrar a galope
en el reino de los timbales
y las flautas.
Puedo morir
para que la música
siga en ascenso.
From: Las hijas del espino
Cosima Wagner
I will offer my eyesto the passing by of the nocturnal mare,
I will offer my fever,
the arch of midnight;
because you are in the depths,
because it is your image
that is hidden behind the helmet.
A mortal dance
in the white belly
of the sounds that cross each other.
We are angels taking root
there where nobody dreams.
The house is empty
and the ear.
You can enter galloping
in the kingdom of the kettledrums
and the flutes.
You can die
so that the music
goes on ascending.
© 2005, Nicolás Suescún
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