Gedicht
Federico Díaz-Granados
CHARACTERS IN A CHILDHOOD LANDSCAPE
If dreams could take me to the old roles of childhood,if they gave me back the still odour of the toys on the patio
and if they made an inebriated sobbing
to number in the flesh the trace of every wound,
I would go back, with the oil of this sky,
the oil of this burnt season,
to inhabit the place of sadness in the house’s furniture,
it would simmer the crafts of love, of death, of cold,
it would open the windows to let in the barking of dogs
and to avert the returning voices.
If dreams could take me to Budapest
in the rails of the train
I would find the castaway poet among stone and iron.
If the leisure of vigils
could take me to Kathmandu or Babylon, the profane,
then I would ask myself about the days of my first love,
full of suns and a smell of cereal,
and polaroid faces stopped in the wind.
Today dreams do not take me to Istanbul, nor to Morocco
and I don’t see the sacked house of my days,
nor Mark Twain, nor Tom Sawyer walking in my music.
Where have those days gone?
Where the family banquets and the uncle charging for his sadness?
Where the goals in the stadium
and the sepia girl in the hanging portrait?
Dreams forecast the fall of burnt angels,
the return of the shipwrecked, the dryness of a new love.
Everything is so strange here
that I wonder whether I’ve arrived under the wrong rain.
I would exchange my terror, my misfortunes, each in turn,
for a day of return to the first Christmas,
for not having to say to the colours
that on a faraway day Turner and Chagall died.
I would exchange my secrets for not having to tell the women I loved,
who live in my words without me knowing about it.
But they do not wait in Budapest or Babylon,
nor in Istanbul or Morocco.
Those faces do not fit into dreams.
Childhood flees with the last plagues.
The football deflates in the ruins of the house
and I wear again the dirty suit of the same forebodings.
Childhood is gone and I never knew
where the Central Park ducks fly to in winter
or if life is to sit keeping watch in the rye
or to go into a cave to be alone with Becky Thatcher.
I did not know if to live
is to to walk barefoot in the open by the Mississippi.
Or to go with my grandfather to watch planes take off in Santa Marta.
My childhood is gone and I did not re-watch the Millennium Falcon
fleeing with Obi-Wan Kenobi and Princess Leia.
Out of so many trades the most difficult is to understand
that the world is just a house of stray gods.
© Translation: 2008, Nicolás Suescún
PERSONAJES EN UN PAISAJE DE INFANCIA
PERSONAJES EN UN PAISAJE DE INFANCIA
Si los sueños me llevaran a los viejos papeles de la infancia,me devolvieran el olor detenido de los juguetes en el patio
y tuviera un llanto ebrio
que enumerara en la carne el paso de cada herida,
volvería quizá, con el aceite de ese cielo,
el óleo de esa estación quemada
a habitar el lugar de la tristeza en los muebles de la casa,
fermentaría los oficios del amor, de la muerte, del frío ,
abriría las ventanas para dejar entrar los ladridos de los perros
y atajar las voces de regreso.
Si los sueños me llevaran a Budapest
y en los rieles del tren
encontrara al poeta náufrago entre el hierro y la piedra.
Si el ocio de la vigilias
me llevara a Katmandú o a Babilonia, la profana,
entonces me preguntaría por los días del primer amor,
llenos de soles y olor a cereal,
rostros en polaroid detenidos en el viento.
Hoy los sueños no me llevan a Estambul, ni a Marruecos
y no veo en la casa saqueada de mis días
a Mark Twain, ni a Tom Sawyer caminando entre mis músicas.
¿Qué fue de aquellos días?
¿De los banquetes familiares y el tío que cobraba sus tristezas?
¿Qué fue del gol en la tribuna
y la muchacha sepia que cuelga de mis lienzos?
Los sueños pronostican caída de ángeles quemados,
el regreso de los náufragos, la sequedad de un nuevo amor.
Todo es tan raro aquí
que no sé si habré llegado en la lluvia equivocada.
Cambio mis terrores, mis miserias, cada tiempo,
por un día de retorno a la primera navidad,
por no tener que decirle a los colores
que un día ya muy lejano murieron Turner y Chagall.
Cambio mis secretos por no decirle a las mujeres que amé,
que viven en mis palabras sin ni siquiera yo saberlo.
Pero ni Budapest, ni Babilonia,
ni Estambul, ni Marruecos dan espera.
Esos rostros no caben en el sueño.
La infancia huye con las últimas plagas.
El balón se desinfla en la ruina de la casa
y vuelvo a vestir el traje sucio de los mismos augurios.
Se fue la infancia y nunca supe
a dónde van los patos del Central Park en invierno
y si la vida era sentarse a hacer guardia en un campo de centeno
o entrar a una caverna para estar a solas con Becky Thatcher.
No supe si vivir
era caminar descalzo a campo abierto a orillas del Mississippi.
O acompañar al abuelo a ver despegar aviones en Santa Marta.
Se me fue la infancia y no volví a ver al “Halcón milenario”
huyendo con Obi-Wan Kenobi y la Princesa Leia.
Entre tantos oficios el más difícil fue entender
que el mundo es tan solo una casa de dioses extraviados.
© 2003, Federico Díaz-Granados
From: Hospedaje de paso
Publisher: Colección “Viernes de poesía”, Universidad Nacional de Colombia, Bogota
From: Hospedaje de paso
Publisher: Colección “Viernes de poesía”, Universidad Nacional de Colombia, Bogota
Gedichten
Gedichten van Federico Díaz-Granados
Close
PERSONAJES EN UN PAISAJE DE INFANCIA
Si los sueños me llevaran a los viejos papeles de la infancia,me devolvieran el olor detenido de los juguetes en el patio
y tuviera un llanto ebrio
que enumerara en la carne el paso de cada herida,
volvería quizá, con el aceite de ese cielo,
el óleo de esa estación quemada
a habitar el lugar de la tristeza en los muebles de la casa,
fermentaría los oficios del amor, de la muerte, del frío ,
abriría las ventanas para dejar entrar los ladridos de los perros
y atajar las voces de regreso.
Si los sueños me llevaran a Budapest
y en los rieles del tren
encontrara al poeta náufrago entre el hierro y la piedra.
Si el ocio de la vigilias
me llevara a Katmandú o a Babilonia, la profana,
entonces me preguntaría por los días del primer amor,
llenos de soles y olor a cereal,
rostros en polaroid detenidos en el viento.
Hoy los sueños no me llevan a Estambul, ni a Marruecos
y no veo en la casa saqueada de mis días
a Mark Twain, ni a Tom Sawyer caminando entre mis músicas.
¿Qué fue de aquellos días?
¿De los banquetes familiares y el tío que cobraba sus tristezas?
¿Qué fue del gol en la tribuna
y la muchacha sepia que cuelga de mis lienzos?
Los sueños pronostican caída de ángeles quemados,
el regreso de los náufragos, la sequedad de un nuevo amor.
Todo es tan raro aquí
que no sé si habré llegado en la lluvia equivocada.
Cambio mis terrores, mis miserias, cada tiempo,
por un día de retorno a la primera navidad,
por no tener que decirle a los colores
que un día ya muy lejano murieron Turner y Chagall.
Cambio mis secretos por no decirle a las mujeres que amé,
que viven en mis palabras sin ni siquiera yo saberlo.
Pero ni Budapest, ni Babilonia,
ni Estambul, ni Marruecos dan espera.
Esos rostros no caben en el sueño.
La infancia huye con las últimas plagas.
El balón se desinfla en la ruina de la casa
y vuelvo a vestir el traje sucio de los mismos augurios.
Se fue la infancia y nunca supe
a dónde van los patos del Central Park en invierno
y si la vida era sentarse a hacer guardia en un campo de centeno
o entrar a una caverna para estar a solas con Becky Thatcher.
No supe si vivir
era caminar descalzo a campo abierto a orillas del Mississippi.
O acompañar al abuelo a ver despegar aviones en Santa Marta.
Se me fue la infancia y no volví a ver al “Halcón milenario”
huyendo con Obi-Wan Kenobi y la Princesa Leia.
Entre tantos oficios el más difícil fue entender
que el mundo es tan solo una casa de dioses extraviados.
From: Hospedaje de paso
CHARACTERS IN A CHILDHOOD LANDSCAPE
If dreams could take me to the old roles of childhood,if they gave me back the still odour of the toys on the patio
and if they made an inebriated sobbing
to number in the flesh the trace of every wound,
I would go back, with the oil of this sky,
the oil of this burnt season,
to inhabit the place of sadness in the house’s furniture,
it would simmer the crafts of love, of death, of cold,
it would open the windows to let in the barking of dogs
and to avert the returning voices.
If dreams could take me to Budapest
in the rails of the train
I would find the castaway poet among stone and iron.
If the leisure of vigils
could take me to Kathmandu or Babylon, the profane,
then I would ask myself about the days of my first love,
full of suns and a smell of cereal,
and polaroid faces stopped in the wind.
Today dreams do not take me to Istanbul, nor to Morocco
and I don’t see the sacked house of my days,
nor Mark Twain, nor Tom Sawyer walking in my music.
Where have those days gone?
Where the family banquets and the uncle charging for his sadness?
Where the goals in the stadium
and the sepia girl in the hanging portrait?
Dreams forecast the fall of burnt angels,
the return of the shipwrecked, the dryness of a new love.
Everything is so strange here
that I wonder whether I’ve arrived under the wrong rain.
I would exchange my terror, my misfortunes, each in turn,
for a day of return to the first Christmas,
for not having to say to the colours
that on a faraway day Turner and Chagall died.
I would exchange my secrets for not having to tell the women I loved,
who live in my words without me knowing about it.
But they do not wait in Budapest or Babylon,
nor in Istanbul or Morocco.
Those faces do not fit into dreams.
Childhood flees with the last plagues.
The football deflates in the ruins of the house
and I wear again the dirty suit of the same forebodings.
Childhood is gone and I never knew
where the Central Park ducks fly to in winter
or if life is to sit keeping watch in the rye
or to go into a cave to be alone with Becky Thatcher.
I did not know if to live
is to to walk barefoot in the open by the Mississippi.
Or to go with my grandfather to watch planes take off in Santa Marta.
My childhood is gone and I did not re-watch the Millennium Falcon
fleeing with Obi-Wan Kenobi and Princess Leia.
Out of so many trades the most difficult is to understand
that the world is just a house of stray gods.
© 2008, Nicolás Suescún
Sponsors
Partners
LantarenVenster – Verhalenhuis Belvédère