THE MEMORABLE EARTH (FRAGMENT V)

Dear Javier:

I look out of the window. I am really looking out of the window. And through the
fragment of the world offered by this fragment of absence a world comes in: the street
touched by the rain, the palm trees with their leaves with yellow edges burnt by the sun, the
young couples in love from whose patent leather shoes we can infer a well-made but
illusory future, the cars, the street vendors selling any old thing, the barking of dogs, the air
and the light, and suddenly I feel, for some unknown reason, that I have taken the wrong
way. I don’t know if there is a marginal condition in this feeling, but I feel that I don’t have
anything new to offer anybody. After so many years of insane searching and irretrievable
losses, I cannot say to anybody, look, around here our thirst could also be quenched. Maybe
I wound up at the edge of the uncultivated fields. But, you see, I love all of that, I am also,
perhaps basically, all of that: the palm trees, the wind, the light, the young people with their
patent leather shoes, the street vendor, the cars . . . But there is an open cleavage, a divorce
between the orb that was given me and this one that I moved on to and which has no words
to be named and, therefore, has no existence. Two contrary voices flow from me: the
miracle and the cleavage.

La tierra memorable (fragmento V)

La tierra memorable (fragmento V)

Querido Javier:

Miro por la ventana. Estoy realmente mirando por la ventana. Y del fragmento de
mundo ofrecido por ese fragmento de ausencia ingresa un mundo: la calle tocada por la
lluvia, las palmeras con sus hojas de bordes amarillos quemados por el sol, las parejas de
jóvenes enamorados de cuyos zapatos de charol uno puede inferir un porvenir hecho pero
ilusorio, los autos, los pregoneros de cualquier cosa, los ladridos de los perros, el aire y la
luz, y siento de repente, por no sé qué desconocida razón, que he desviado mi camino. No
sé si hay una condición marginal en este sentimiento, pero siento que no tengo nada nuevo
por ofrecer a nadie. Después de tantos años de búsqueda aturdida y de pérdidas
irremediables, no puedo decir a nadie mirad, también por aquí pudo saciarse nuestra sed.
Quizás desemboqué a la margen de los eriales. Pero, verás, yo amo todo aquello, soy
también, quizás básicamente, sólo aquello: las palmeras, el viento, la luz, los muchachos
con sus zapatos de charol, el pregonero, los autos . . . Pero hay una escisión abierta, un
divorcio entre el orbe que me fue donado y esto en lo que derivé y que no tiene palabras
para ser nombrado y tener, por tanto, existencia. Me fluyen dos voces encontradas: el
milagro y la fisura.