Gedicht
Henry Luque
A LETTER FROM ALEKSANDER PUSHKIN TO / ANNA KERN FROM THE OTHER WORLD
How monotonous eternity is, everything smellsOf wilted flowers, incense and oblivion;
Here light wears a cloak, angels are drab
And their soft murmur tunes the wings of sleep.
Remembering the absolute horrors of my Russia keeps me awake.
Just evoking your eyes of blue fire,
Your hair entangled with my life, your insane hands,
Give me a caress without grief as a present.
The emperor and his double-beaked eagle
Yearned to throw my body to the dogs.
Death lay in ambush for my shadow, questioned my pen,
My tongue and my ear, and I kept it away
With the outburst of verses and the drum roll of your pace.
Today I was encircled by a gust of wind that had your form
And I wanted to go into it and transform myself and assume
The profile of my loved and elusive Freedom.
You well know that the dead speak, that truth
Melts the marble and that the look of an honest man
Can destroy the arms of the degenerate gods.
But I shall remember our appointment: when my monument
Was arriving your body got in its way on the street, your body
A thousand times asleep in the box of time.
I know that your heart trembled like the loneliest autumn leaf.
But it was not you who came in my search.
It was I who became stone to see you pass by.
© Translation: 2007, Nicolás Suescún
UNA CARTA DE ALEXANDR PUSHKIN / A ANA KERN DESDE EL MÁS ALLÁ
UNA CARTA DE ALEXANDR PUSHKIN / A ANA KERN DESDE EL MÁS ALLÁ
Que monótona es la eternidad, todo hueleA flores marchitas, a incienso y a olvido;
Aquí la luz viste de capa, los ángeles son pardos
Y su suave rumor afina las alas del sueño.
Me desvela recordar los horrores absolutos de mi Rusia.
Anna, solo evocar tus ojos de fuego azul,
Tu pelo enredado a mi vida, tus manos dementes,
Regala a mi ser una caricia sin pena.
El emperador y su águila de doble pico
Ansiaba arrojar mi cuerpo a los perros.
La muerte acechaba mi sombra, interrogaba mi pluma,
Mi lengua y mi oído, y yo la alejaba
Con el estallido del verso y el redoble de tu paso.
Hoy me rodeó una ráfaga que tenía tu forma
Y quise entrar en ella y transmutarme y tomar el perfil
De mi amada y esquiva Libertad.
Sabes bien que los muertos hablan, que la verdad
Derrite el mármol y la mirada de un hombre limpio
Puede reventar las armas de los dioses depravados.
Más recordaré nuestra cita: cuando llegaba mi monumento,
Tu cuerpo se atravesó en la calle, Anna, tu cuerpo
Mil veces dormido entre la caja del tiempo.
Sé que tu corazón temblaba como la más huérfana hoja de otoño.
Pero no fuiste tú quien acudió en mi busca.
Yo me convertí en piedra para verte pasar.
© 1991, Sara Gonzáles
From: El libro de los caminos
Publisher: Fundación Simón y Lola Guberek, Ed. Lealón, Bogotá
From: El libro de los caminos
Publisher: Fundación Simón y Lola Guberek, Ed. Lealón, Bogotá
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UNA CARTA DE ALEXANDR PUSHKIN / A ANA KERN DESDE EL MÁS ALLÁ
Que monótona es la eternidad, todo hueleA flores marchitas, a incienso y a olvido;
Aquí la luz viste de capa, los ángeles son pardos
Y su suave rumor afina las alas del sueño.
Me desvela recordar los horrores absolutos de mi Rusia.
Anna, solo evocar tus ojos de fuego azul,
Tu pelo enredado a mi vida, tus manos dementes,
Regala a mi ser una caricia sin pena.
El emperador y su águila de doble pico
Ansiaba arrojar mi cuerpo a los perros.
La muerte acechaba mi sombra, interrogaba mi pluma,
Mi lengua y mi oído, y yo la alejaba
Con el estallido del verso y el redoble de tu paso.
Hoy me rodeó una ráfaga que tenía tu forma
Y quise entrar en ella y transmutarme y tomar el perfil
De mi amada y esquiva Libertad.
Sabes bien que los muertos hablan, que la verdad
Derrite el mármol y la mirada de un hombre limpio
Puede reventar las armas de los dioses depravados.
Más recordaré nuestra cita: cuando llegaba mi monumento,
Tu cuerpo se atravesó en la calle, Anna, tu cuerpo
Mil veces dormido entre la caja del tiempo.
Sé que tu corazón temblaba como la más huérfana hoja de otoño.
Pero no fuiste tú quien acudió en mi busca.
Yo me convertí en piedra para verte pasar.
From: El libro de los caminos
A LETTER FROM ALEKSANDER PUSHKIN TO / ANNA KERN FROM THE OTHER WORLD
How monotonous eternity is, everything smellsOf wilted flowers, incense and oblivion;
Here light wears a cloak, angels are drab
And their soft murmur tunes the wings of sleep.
Remembering the absolute horrors of my Russia keeps me awake.
Just evoking your eyes of blue fire,
Your hair entangled with my life, your insane hands,
Give me a caress without grief as a present.
The emperor and his double-beaked eagle
Yearned to throw my body to the dogs.
Death lay in ambush for my shadow, questioned my pen,
My tongue and my ear, and I kept it away
With the outburst of verses and the drum roll of your pace.
Today I was encircled by a gust of wind that had your form
And I wanted to go into it and transform myself and assume
The profile of my loved and elusive Freedom.
You well know that the dead speak, that truth
Melts the marble and that the look of an honest man
Can destroy the arms of the degenerate gods.
But I shall remember our appointment: when my monument
Was arriving your body got in its way on the street, your body
A thousand times asleep in the box of time.
I know that your heart trembled like the loneliest autumn leaf.
But it was not you who came in my search.
It was I who became stone to see you pass by.
© 2007, Nicolás Suescún
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